Primero, la escucha.
Antes de escribir una línea de código o colgar un solo foco, escucho. No solo lo que dices, sino lo que el proyecto necesita. Quito el ruido para encontrar la esencia.
Después, la estructura.
No busco soluciones complejas ni adornos innecesarios. Construyo el esqueleto. Una base lógica que sostiene todo lo demás. Una estructura que no solo funciona hoy, sino que cualquier otra persona podrá entender y mantener mañana.
Al final, todo encaja.
Una buena estructura es invisible. No se nota, pero permite que todo lo demás exista. Da la base para cambiar, para crecer y para que tú solo tengas que preocuparte de tu propuesta, no de la técnica que la sostiene.
El método es simple: crear una base sólida que aguante el paso del tiempo y las sorpresas del directo.
Lenguajes de trabajo
Web a medida
Una plantilla impone su estructura en lugar de adaptarse las necesidades del proyecto.
Por eso construyo cada web desde cero sobre WordPress. Utilizo herramientas modernas para crear un código limpio y optimizado, pensado siempre en dos personas: el desarrollador que necesita mantener y escalar el proyecto, y el cliente final que necesita gestionar sus contenidos sin depender de nadie.
El resultado es un sistema a medida que da autonomía y que, simplemente, funciona.
Iluminación adaptable
Iluminar no es poner luz. Es acompañar y reforzar lo que el espectáculo pide.
Mi foco está en dos puntos clave del diseño: la atmósfera que necesita la propuesta escénica y su capacidad para adaptarse en gira.
El resultado es un diseño que respira con la obra, mantiene su esencia en cada espacio y que, simplemente, funciona.
QLab a prueba de gira
En gira, el QLab debe simplificar los montajes, no complicarlos.
Por eso estructuro cada proyecto de forma modular y clara, para que responda con precisión durante el show y sea facilmente adaptable a cada espacio.
El resultado es un sistema robusto, pensado para la gira y que, simplemente, funciona.
Técnica sin drama
Cada teatro es un mundo. En gira, mi función es que la técnica no sea el problema.
Me encargo de adaptar el montaje, hablar con el espacio y operar la función. Centralizo para que no haya ruido y resuelvo para que no haya dramas.
El resultado es una técnica que permite que la compañía se dedique a lo suyo y que, simplemente, funciona.