Mi camino es la dualidad. No hay plan, solo escucha.
Empecé haciendo música, me enamoré del teatro, acabé haciendo webs, sigo haciendo música.
Una vez diseñé unas luces para “un gran teatro”. Ahí entendí que el tamaño no importa. Que lo que de verdad importa es estar en la misma frecuencia
Esa sigue siendo mi guia.
Lo que sí importa
Valoro la autonomía y el respeto por los tiempos. (He conocido el burnout.) Por eso sé que la creatividad necesita espacio, no microgestión.
Valoro el resultado, no el precio más bajo. Si solo buscas lo más barato, no encajamos.
Valoro el criterio, no la ejecución ciega. Si solo buscas a alguien que siga órdenes, no funcionará.
Y sobre todo, valoro la técnica como la estructura que protege la creatividad. Si la ves como un simple tramiente o ese “mal necesario”, definitivamente no estamos hechos el uno para el otro.
Funcionará especialmente bien si coincidimos en esto.
Al final, no son vidas separadas.
La lógica de una web, el sinsentido de una canción, la atmósfera de un teatro. Es la misma esencia aplicada a diferentes lenguajes.
Si encajamos estará bien. Si no, también.